Buenos días mis queridos pacientes y asociados de todo tipo y condición. Bienvenidos al club de #SanosySabios#, donde nos cuidamos y aprendemos a cuidarnos.

Desde que dejamos la posición a cuatro patas para movernos por este planeta y adoptamos la posición actual sólo sobre nuestras patas «traseras», han pasado unos cuantos millones de años. El hecho de caminar erguidos nos facilitó otra visión del mundo y contribuyó a nuestro desarrollo intelectual y a que nos posicionáramos como la especie «aparentemente» más inteligente del planeta. Pero si miramos nuestro desarrollo evolutivo hasta la actualidad, nos daremos cuenta que hemos dejado por el camino una serie de logros que nos daban ventaja competitiva sobre otras especies y hemos adquirido otros muchos «logros» que no solo no contribuyen a mejorar nuestro estatus como especie dominante, sino que refuerzan la idea de que estamos cayendo en un periodo de decadencia física, mental, emocional y espiritual.

Hay tres pérdidas evolutivas en este devenir que explican este fenómeno: el esfuerzo físico, la comida «silvestre» y los ritmos normales del sueño. Cada una de ellas daría para extensos comentarios y charlas interminables. De modo que hoy hablaré sobre la pérdida del esfuerzo físico como medio para conseguir algo y así mantener nuestro cuerpo en buen estado. Y en sucesivas entregas de las buenas noticias desarrollaré las otras dos pérdidas evolutivas.

La falta de actividad física en el mundo actual llega a cifras impactantes. En el mundo «desarrollado» alrededor del 30% de la población no realiza ningún tipo de actividad física, llegando a extremos como el de Kuwait con un 65% de los adultos o el de EEUU con un 40%.

El problema de esta inactividad es que trae, como no, consecuencias negativas para nuestra salud. Nuestro «chasis» esta diseñado para moverse a diario y someterse a las exigencias físicas que el día a día le depare, le aporta innumerables beneficios en el ámbito de la salud.

Pero la evolución de nuestra sociedad nos aboca cada vez más a la inactividad. Sólo necesitamos un móvil en nuestras manos para que el mundo nos traiga todo lo que deseemos sin realizar ningún tipo de esfuerzo físico, ni mental claro.

Este modelo incrementa el riesgo de padecer las conocidas como enfermedades «hipocinéticas». Son aquellas en cuya aparición la inactividad física juega un papel fundamental. Es el caso, entre otras, de la obesidad, la hipertensión o la diabetes tipo II.

Estas patologías, que forman parte de la carta de presentación de la entrada en la tercera edad, hoy hacen su debut mucho antes de lo esperado. Dan lugar al concepto de envejecimiento adquirido, en el que la escasez de actividad física desempeña un papel protagonista.

El impacto de mantener una actividad física constante repercute en nuestro organismo a varios niveles como la evidencia científica que indica que las personas que han llevado una vida activa, tienen menor riesgo de padecer demencia. Del mismo modo, estudios longitudinales señalan que las posibilidades de padecer cáncer parecen verse atenuadas ante un estilo de vida activo. A nivel cardiovascular, contribuye a que el corazón se fatigue menos. Gracias a la actividad física, este órgano bombea más sangre en cada latido. Por lo tanto, necesita latir menos veces por minuto para proporcionar oxígeno a todo el organismo. Si además la actividad es de cierta intensidad, incrementa la capacidad de los pulmones para absorber y transportar el oxígeno, retrasando la aparición de la fatiga. Las fibras musculares, por su parte, mejoran su vascularización. Esto favorece la captación de glucosa, disminuyendo la concentración de la misma circulante. Es decir, hay un mayor control del llamado “nivel de azúcar en sangre”.

Existen otras adaptaciones generadas gracias a la actividad física. Por ejemplo, mayor absorción de calcio por parte de los huesos, que disminuye el riesgo de presentar osteoporosis. También la movilización y posterior oxidación del tejido adiposo (grasa) para convertirlo en energía. Es un proceso que ayuda a controlar el peso corporal.

Y así podría continuar hasta llenar hojas y hojas para terminar diciendo lo mismo. Levantar el culo de vuestros asientos y mover vuestro body todos los días al menos 10-15 minutos diarios con una actividad física de intensidad moderada y variada. Es la única forma de envejecer con dignidad y sobre todo con calidad de vida.

EL TELETIPO DE LAS BUENAS NOTICIAS: LA MAREA QUE NO CESA DE LLEGAR A NUESTRAS COSTAS.

Vacunas versus variantes:
Las vacunas de COVID-19 actualmente usadas en Europa son efectivas contra las variantes que circulan en la región, anunció la oficina europea de la OMS. En efecto, datos preliminares anunciados por Public Health England, indican que las vacunas siguen protegiendo (con un 80% de efectividad) contra la enfermedad causada por la variante B.1.617.21 (“india”), pero que son necesarias dos dosis para lograr dicha protección.

Y se siguen evitando muertes gracias a las vacunas y a otros artilugios:
Se evitaron entre 284.000 y 594.000 casos de COVID-19 gracias al uso de la app de COVID-19 del National Health Service (NHS) en Inglaterra y Gales. La app fue usada por 16,5 millones de personas (el 28% de la población).
Según estimaciones del Public Health England, las vacunas han evitado 13.000 muertes en personas mayores de 60 años en Inglaterra, hasta el 9 de mayo de este año. La efectividad de la vacuna contra la infección sintomática fue similar para las vacunas de Pfizer y AstraZeneca (del 55-70% tras una dosis, y del 85-90% tras dos dosis).

Más evidencia a favor de una inmunidad duradera:
Dos estudios publicados esta semana sugieren que la memoria inmunitaria tras la infección natural es duradera. Uno muestra que los anticuerpos anti-Spike disminuyen a un ritmo muy lento tras un par de meses. El otro encuentra que, incluso tras infecciones leves, se induce una respuesta humoral robusta y que se pueden detectar células plasmáticas (que producen anticuerpos) en la médula ósea a los 7-8 meses tras la infección.
«Estos estudios son coherentes con el creciente cuerpo de literatura que sugiere que la inmunidad provocada por la infección y la vacunación contra el SARS-CoV-2 parece ser de larga duración», dice Scott Hensley, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania, a The New York Times.

¿Mejorar la salud con solo 30 minutos semanales de ejercicio físico?:
El equipo de Remzi Satiroglu, de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, reclutó a adultos jóvenes como sujetos de estudio para la investigación. Durante ocho semanas, estas personas realizaron sesiones de ejercicio físico de alta intensidad pedaleando en una bicicleta estática. En cada sesión, realizaban un esfuerzo máximo durante 4 segundos y descansaban entre 15 y 30 segundos antes de realizar otro esfuerzo máximo de 4 segundos. Cada tanda de esfuerzo máximo seguido del breve descanso se repetía hasta 30 veces en una sola sesión, que duraba en total unos 10 minutos.
Al final del periodo de 8 semanas de prueba, los participantes habían aumentado su consumo máximo de oxígeno, lo que indica una mejora de la resistencia al ejercicio físico aeróbico. También aumentaron su potencia anaeróbica (fuerza) y su volumen sanguíneo total. Tanto el rendimiento deportivo como la salud cardiovascular pueden mejorar con un aumento del volumen sanguíneo.

Aliviar el dolor con medicamentos derivados del cannabis:
Un equipo internacional dirigido por David Andreu y Rafael Maldonado, investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en Barcelona, ha desarrollado una familia de péptidos que permite que el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), componente principal de la Cannabis sativa, combata el dolor en ratones, sin efectos secundarios. El estudio lo han realizado junto a investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Lisboa.
«Prevemos el uso del péptido en combinación con THC como el primer medicamento aprobado por la EMA y la FDA para el tratamiento del dolor crónico», concluye Rafael Maldonado.

Y hasta aquí hemos llegado y como siempre me queda mucho más en el tintero y como siempre, me enrollo más que las mantas y me alargo más de la cuenta, según mis consejeros digitales. Pero que le voy a hacer, el que nace rollero y barroco, se muere igual. Espero que lo disfrutéis, aunque sea largo. Se escribe con la intención de informar y educar a la vez. Hasta la próxima semana mis socios del club de #SanosySabios#. Un abrazo terapéutico para todos.

Doc Juan Carlos Alonso
#SanosySabios#
Círculo de Salud