Buenos días mis queridos pacientes y asociados de todo tipo y condición. Bienvenidos al club de #SanosySabios#, donde nos cuidamos y aprendemos a cuidarnos.

 

Hasta hace poco pensaba que las redes sociales eran un fenómeno reciente de nuestra era, fruto de un desarrollo tecnológico extremadamente rápido en diferentes áreas y nacido de la necesidad de comunicarnos como seres sociales que somos para interactuar unos con otros y sacar lo mejor o lo peor de cada uno, según seamos «haters» o «followers».

 

Pero, como siempre, la naturaleza se encarga de bajarnos los humos y poner a cada uno en su sitio. Acabo de leer un artículo que me ha dejado con la boca abierta, babeando y espatarrado, todo a la vez.

 

Nuestros queridos científic@s llevan ya un tiempecito estudiando una nueva red social que lo peta allá donde va. Pero lo mejor de todo es que no es nueva, tiene más años que Cascorro (nunca he sabido quien es Cascorro, pero suena mejor que Matusalén), no hace falta que te conectes a ningún aparato tipo PC, tableta o móvil, porque estas conectado permanentemente y además no consume energía eléctrica que con lo cara que esta, es todo un alivio.

 

Entonces, ¿de qué estamos hablando?. Sin más preámbulos, os presento al «Interactoma».

 

 

El interactoma es la red más compleja existente que permite la interacción continua entre todas las moléculas de nuestro organismo. Además es inclusiva, pone en contacto a todos con todos. Da igual que seas la proteína más abundante del organismo como el último cofactor de una reacción enzimática, todos tienen algo que decir y sea lo que sea, es imprescindible para el buen funcionamiento del organismo.

 

Este descubrimiento pone en evidencia, todavía más, lo que ya era un secreto a voces. Todos somos imprescindibles en algún momento para que suceda algo necesario, que no pasaría, si no estuviéramos ahí en el lugar o momento adecuados.

 

Estamos diseñados para funcionar como un todo y para que ese todo funcione como UNO, todos los que formamos parte de ese todo seamos moléculas o personas, tenemos que estar en nuestro sitio para aportar nuestro granito de arena y granito a granito la liaremos parda y conseguiremos que nuestro organismo funcione como un reloj.

 

Resulta que, para poder cumplir con su cometido, las moléculas presentes en las células contactan entre sí en procesos a veces rápidos, a veces lentos y otras permanentes. Las reacciones metabólicas requieren interacciones. Y lo mismo sucede con la expresión de los genes, la respuesta hormonal, la transmisión del impulso nervioso, la respuesta inmune y otros muchísimos procesos intracelulares o intercelulares.

 

Las interacciones moleculares pueden establecerse por pares (binarias), pero la mayoría engloba a grandes complejos en los que participan muchas moléculas. Estos complejos aseguran la unión de unas células con otras en los tejidos, además de controlar el crecimiento, la diferenciación o división celulares.

 

La vida existe, si hay interacción básicamente.

 

 

Para hacernos una idea, los humanos tenemos alrededor de 23 000 genes que codifican para proteínas. Pues bien, si calculamos las posibles interacciones proteína-proteína, podríamos predecir hasta 650 000 interacciones binarias. Pero si sumamos a esto, las grasas, los hidratos de carbono, las vitaminas, los minerales, etc y etc, la complejidad es abrumadora.

Por eso aunque tengamos menos de la mitad de genes que un grano de arroz o similar a algunos gusanos. Sabemos que el número de genes no lo es todo, ni mucho menos. Lo realmente importante son las conexiones entre todas las diferentes moléculas y ahí, si vemos la gran diferencia y comprobamos que a medida que descendemos en la escala evolutiva, son cada vez más simples y sencillas las interrelaciones.

 

Esto es así porque la complejidad del interactoma depende más de la complejidad del organismo que estemos considerando, que de su número de genes.

 

En general, estudiar los interactomas es relevante porque la alteración de una determinada interacción puede llevar al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, infecciosas, cáncer o incluso el autismo. Por ejemplo, las células tumorales tienen un interactoma diferente y se relacionan de forma diferente.

Si somos capaces de saber, donde esta el fallo o cambio, sólo actuaremos sobre dicho cambio y seremos selectivos sobre las células tumorales y evitaremos efectos secundarios sobre las células sanas. Así de fácil y así de complejo.

 

En el año 2020 se publicó en la prestigiosa revista Nature el proyecto “HuRi” (The Human Reference Interactome), dirigido desde el Centro de Biología de Sistemas del Cáncer. Se trata de un esfuerzo conjunto entre los laboratorios Vidal, Roth, Tavernier y Bader. Este ambicioso proyecto ha identificado hasta la fecha 64 006 interacciones que se producen entre 9 094 proteínas.

 

HuRi ha demostrado que la búsqueda de interacciones es un proceso complejo donde, tras una primera identificación, se requieren otros métodos experimentales independientes del primero para comprobarlas. Afortunadamente la metodología disponible experimenta grandes avances cada día desde la Química y desde la Biología Molecular.

 

Y, ¿que nos pide la era del interactoma?

 

 

Que los científicos estamos preparados para afrontar estos nuevos retos y que para ello, será necesario que aprendamos a interaccionar y colaborar desde muy distintos campos: biología, química, nanotecnología, bioinformática entre otros. Además de contar con el apoyo de entidades públicas y privadas interesadas en el conocimiento y la innovación.

 

Al final y al principio, la vida nos habla de lo mismo siempre. Si somos capaces de comportarnos como una tribu global e interaccionar con todos los componentes de la misma, nos irá mucho mejor que yendo cada uno a la nuestra.

 

Y con mi interactoma pegando botes de alegría como un loco, me despido hasta la próxima. Espero interrelacionarme mucho con vosotros para mejoraros y ser mejorado por todos vosotr@s.

 

 

Que la salud y la sabiduría os acompañen.

Doc Juan Carlos Alonso
#SanosySabios#
Círculo de Salud