LAS BUENAS NOTICIAS EN SALUD DEL CLUB DE #SANOSYSABIOS#: Bienvenidos depresivos del mundo. Cada vez somos más. ¿Por qué será?
Buenos días mis queridos pacientes y asociados de todo tipo y condición. Bienvenidos al club de #SanosySabios#, donde nos cuidamos y aprendemos a cuidarnos.
La OMS acaba de publicar recientemente un número escalofriante. Se calcula que hay alrededor de 322 millones de personas que tienen o han tenido depresión. Eso supone un 18% más que hace una década. Es de las pocas enfermedades que aumenta su prevalencia.
La cuestión es que sabemos que factores son más predisponentes a que suframos una depresión. Pero no sabemos qué es lo que hace que unas personas con los mismos factores desarrollen depresión y otras no.
Se especula que la culpa la tiene el funcionamiento de nuestro cerebro primitivo. Nuestro genoma quedo constituido tal como lo tenemos hoy en el Paleolítico. Es decir, seguimos pensando y reaccionando igual que aquellos hombres y mujeres que iban en taparrabos (si lo llevaban) y que sólo debían ocuparse de sobrevivir día a día.
Para mejorar las probabilidades de supervivencia, la naturaleza premió a aquellos sujetos que siempre pensaban que algo podía ir mal y estaban casi siempre alerta ante cualquier peligro. Porque los ingenuos, valientes inconscientes, optimistas irredentos y demás «pardillos» en general acababan en el estómago de algún depredador o despeñándose por cualquier precipicio por no fijarse donde pisaban.
Por tanto, la selección natural favoreció a los cenizos, pesimistas recalcitrantes, ansiosos sin control y «listillos» en general que siempre andaban pensando por donde me van a dar la ostia. Vamos, es el clásico: «Piensa mal y acertarás».
También es cierto que en aquellos tiempos no les daba tiempo a desarrollar una depresión clínicamente relevante, porque estaban muy ocupados sobreviviendo a diario en la búsqueda de alimento y cobijo y defendiéndose de los depredadores y otros peligros naturales. En resumen, que no les daba tiempo a deprimirse, porque si no se morían de hambre o se los comían sin más.
Pero claro, empezamos a evolucionar y a desarrollar el córtex prefrontal. Nos hicimos sedentarios, agricultores, construimos casas y ciudades y empezamos a tener más tiempo para otras actividades más lúdicas y a experimentar con nuestras emociones. Y ahí comenzó el lio.
Aquellos que tenían la panza llena, la casa arreglada y ya no tenían que defenderse de los bicharracos del paleolítico, empezaron a darle al coco mucho más. Y como consecuencia de ello, nuestra mente que esta programada evolutivamente a esperar que algo malo suceda y mantenernos alerta, nos la empezó a jugar descaradamente.
Cuidado que te quieren engañar, cuidado que te van a robar, cuidado que tu mujer te la esta pegando con otro, cuidado que tu jefe te quiere despedir, etc, etc, etc…. Y estos nuevos depredadores no se van nunca, siempre están ahí e incluso se van turnando unos a otros hasta conseguir que tu mente derrape y se vaya al carajo. Y ahí entramos en barrena y caemos en la depresión.
Esa mente desconfiada y mal pensada que nos salvó en el Paleolítico, nos la esta jugando para acabar con nosotros como especie. Y sólo hay una forma de salvarnos. Reprograma tu mente y ponla a trabajar en modo colaborativo (ayuda a los demás) y desconecta el modo supervivencia que es el que te vuelve loco.
Esto no es fácil, todos lo sabemos. Y no hay más que echar un vistazo al perfil de personas que son más proclives a la depresión. Podríamos decir que el arquetipo de un humano con depresión se resume en: Mujer (doble de probabilidades que un hombre), vive sola (soltera o separada o divorciada), edad media, con hijos a su cargo, trabaja fuera y dentro de casa, recursos económicos justos, urbanita y nivel educativo bajo.
Ahí tenéis la radiografía del depresivo tipo. Como mujer piensa y siente mucho más que los hombres, porque tiende a intentar ocuparse de todo, se siente desvalida y vulnerable, tiene depredadores dentro y fuera de su mente y no tiene recursos educativos, ni económicos para buscar otras opciones.
Es urgente que nos pongamos manos a la obra para orquestar como sociedad las ayudas y herramientas necesarias para reprogramar a estas personas y darles la oportunidad de que su mente sea capaz de ver que más allá hay otra forma de vivir y de disfrutar de la existencia, sin estar siempre en modo supervivencia puro y duro.
Hoy me he puesto algo más serio de lo habitual, pero aún así siguen siendo buenas noticias. Porque como dicen algunos, la esperanza es lo último que se pierde. Y yo sigo teniendo esperanza en esta humanidad para que se dé cuenta de que necesitamos un golpe de timón que nos reconduzca por el camino de la solidaridad, el compartir, el ayudar sin mirar a quien y librarnos de esos malos humos que vemos en el horizonte de nuestras mentes.
Cuidado con lo que piensas, porque puede hacerse realidad. Piensa bien y llegarás donde quieras.
Que la salud y la sabiduría os acompañen.
Doc Juan Carlos Alonso
#SanosySabios#
Círculo de Salud
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