La barrera intestinal es una barrera inteligente que separa nuestro organismo del mundo exterior. La integridad de esta barrera es fundamental, porque de ella depende el mantenimiento de un buen estado de salud
Si consigues un buen estado de salud a nivel digestivo, la mayor parte de tus restantes problemas de salud mejoraran e incluso llegarán a desaparecer.
Una de las claves de la salud reside en esta barrera situada en el intestino delgado. En esta porción de intestino es donde se produce la absorción de los nutrientes, a través de un ingenioso sistema conocido como “uniones fuertes o herméticas” que mantiene unidas las células fuertemente.
Cuando la digestión funciona bien, estas uniones solo permiten atravesar la barrera intestinal a las moléculas más pequeñas de los nutrientes y que se distribuyan por el resto del organismo para nutrir a todas nuestras células. Si esta barrera falla, se desarrolla una alteración conocida como intestino permeable.
El intestino permeable limita la capacidad de absorción de los nutrientes, dificultando un adecuado aporte de los nutrientes esenciales. Además hace que la barrera intestinal sea más porosa (como un colador) por la destrucción de las uniones herméticas. Este hecho permite que penetren en el organismo todo tipo de agentes nocivos como toxinas, microbios perjudiciales y macromoléculas de alimentos parcialmente digeridos.
Todos estos agentes que no deberían atravesar nuestra barrera y que ahora pasan al interior de nuestro organismo van a desencadenar la respuesta de nuestro sistema inmune al ser considerados como potenciales enemigos.
Y se genera una respuesta inflamatoria con producción de anticuerpos y otros elementos (citokinas, células inmunocompetentes, etc) con graves consecuencias para la salud, si se mantiene en el tiempo.
Se ha demostrado la existencia del Síndrome del Intestino permeable en enfermedades tan dispares como la ansiedad, la depresión, menstruaciones irregulares y dolorosas, menopausia, sobre-crecimiento bacteriano, candidiasis, obesidad, diabetes, anemia ferropénica y de vitaminas, diarreas crónicas, estreñimiento, hinchazón abdominal, trastornos autoinmunes como patologías tiroideas, colitis ulcerosa o cron, esclerosis múltiple y algunos casos de cánceres.